domingo, 10 de octubre de 2010

El comienzo


Aquí estoy, son las 0:30 de la noche previa al gran viaje. No es fácil contener la emoción, de hecho no es posible, nunca lo ha sido, en los instantes previos a algo de estas características no puedes relajarte de tal manera como para conseguir conciliar el sueño. El puñado de mariposas revoloteando en todo tu cuerpo es demasiado intenso y lleva todo el día ahí (sí, lo sé, esto quizás sea un poco cursi) pero todo aquel que lleve en la sangre el gen del viajero sabe de lo que le estoy hablando. Esa mezcla de emoción, ansiedad, incertidumbre y por qué no decirlo, miedo, te envuelve por completo hasta el punto de adueñarse de ti.
     Intento calmar a la fiera con algo de música, algo nuevo gentileza de mi amigo y hermano jerin, Sidecars. La mezcla de rock divertido y fresco y letras canallas no son la mejor medicina para dormir, pero llevo tiempo queriendo escucharlo.
                La noche pasa y a las 7 arriba. La energía vuelve súbitamente, aunque intento calmarla y centrarme en lo que tengo entre manos, cepillo de dientes, cargador y un par de bocatas obsequio de mi tía Juani (como quiero a esa mujer!!!). Con todo listo última vuelta de reconocimiento, mientras Jerin va a por el coche y pa´abajo.
                Después de un callejeo eterno por El Prat en busca de un cajero, llegamos al aeropuerto con la hora pegada al ojal (pa´no variar). Despedida con fuerza y acto seguido la primera colleja novatil, de esas muchas que me esperan, aunque trabajaré para que esto no ocurra. Solo puedo facturar una de las dos maletas que llevo. Dejo que la inseguridad me invada durante 5 segundos y después decido que maleta va a acompañarme en mi aventura. El préstamo de mi prima Moni es la afortunada, en ella llevo lo necesario (o eso creo) aunque echaré en falta mis Chiruca y mis pantalones de escalada y mi arnés… eso en un primer recuento mental, luego seguro que serán más. Vuelta de Jerin a por la maleta “sobrante” y despedida cortada por los nervios y las prisas.
Puerto de Venecia.
                Una vez me encuentro con mi compañera de aventuras, Isi, la cosa se tranquiliza. Montamos en el avión y nos preparamos para el comienzo del viaje.
   Al llegar a Venecia la bienvenida no es tan romántica como esperábamos, para tratarse de una de las ciudades más bellas del mundo. Se nos muestra gris, con una lluvia persistente, pero esto no logra quitarle su encanto. Nos disponemos a pasar el día paseando por sus calles, empapándonos no solo de la lluvia, también de su encanto, de su arte, de su ambiente y de su magia.


                De Venecia me impresionan sus calles aguzadas y alargadas como una punta de alfiler, en las que es fácil quedarse suspendido en el aire. Callejeamos sin un rumbo fijo, como más me gusta, aunque anhelo más tiempo para poder disfrutar de esta ciudad como se merece. Cuando llegamos al puerto la estampa cambia, al igual que la mueca de nuestras caras. Lo mínimo se vuelve amplio, exagerado casi casi intimidante. La marabunta de gente aumenta, estamos en el muelle y en la Plaza de San Marcos, o al menos eso es lo que pensamos. Pero el nombre es lo de menos, la impresión es tan grande y el lugar es tan generoso a la vista que el nombre es lo de menos.
 
La esencia de Venecia
 Agotados de patear todas esas calles llenas de encanto llegamos a la estación de tren que nos llevará a Nova Gorica, el pueblo, ya con acento esloveno en el que nos recoge Dejan, amigo de Isi y nuestro acogedor anfitrión.

     Cuando llegamos ya nos están esperando, tan atentos, como posteriormente nos harán saber que es su forma de tratar a los viajeros.

     Al llegar a Velike Žablje, y después de dar unas cuantas de vueltas por Nova Gorica, llegamos a la casa de Dejan, donde su madre Sonia y su perra Buca, nos están esperando son la mesa puesta. La sopa sienta especialmente bien, y el queso a la plancha repone un poco nuestras fuerzas. Ahora a dormir que mañana tenemos que conocer nuestra nuevo país.

Sin duda la amabilidad y la atención de Dejan y su madre nos tranquiliza y nos posibilita un sueño profundo y recuperador.
                                  Esto no ha hecho más que comenzar...

1 comentario:

  1. Bueno, puesto que aquí no tienes ningún comentario,... te dejo el mio:

    Deseo que con toda esa maraña de sensaciones seas capaz de sentir y vivir cada minuto en tu nuevo hogar, que lo sientas como tal, y que con todo eso seas capaz de vivir una de las mejores experiencias de tu vida y como consecuencia seas capaz de transmitirnos cada nueva sensación y cada nueva vivencia!!
    Que te cuides y que te quedes con lo mejor de cada momento, nada de frustraciones ni lamentos, solo optimismo para que cada dia sea mejor!
    Te espero a la vuelta,... ¡se feliz!

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